Quizá hace años resultaba complejo definir qué era un criminólogo incluso para los afectados. Pero esa época ya acabó, como debe terminar la inopia en la que viven la mayoría de ciudadanos e instituciones en España.
Un criminólogo no es ningún enmascarado, difícil de conocer; ni un mito o una leyenda, con aspectos divinos pero caminante entre los humanos. Es otro científico más, social en este caso, que además posee determinados conocimientos de física que pudiera aplicar a ciertas ramas de la criminalística.
Ámbitos de actuación del Criminólogo en España.
CSI España.
No, no somos (al menos, únicamente) CSI, que es lo que se conoce como criminalística. Es cierto que, especializados, nuestros estudios nos avalan para realizar estudios lofoscópicos, balísticos, caligráficos, de accidentabilidad vial o toxicológicos, entre otros. Pero ahí no acaba, ni mucho menos, la Criminología.
Como decía, lo que define a la Criminología es su carácter social… con respecto a los agentes del delito: delincuente, víctima y control social. Ya, ya, os estoy dando la vara con la típica teoría de clase. Ya me agradeceréis todo esto al final de la entrada.
Criminología ecológica
En la Criminología, al estudiar a estos tres agentes, se han plantean multitud de paradigmas, lo que ha permitido un desarrollo in crescendo de teorías y aplicaciones desde principios del siglo veinte. Así, al comprender que cualquiera podía delinquir y no se trataba de ningún tipo de determinismo biológico, se puso el ojo en el espacio, esto es, se desarrolló la Criminología ecológica: esta viene a decir, aunque se ramifique bastante, que el delito no es más que el resultado de 1) un sujeto motivado, 2) una víctima propicia, y 3) ausencia de control, lo que suele conllevar un análisis de costes/beneficios por parte del primero.
Parece lo más simple del mundo, pero conlleva conclusiones muy interesantes y que muchos de vosotros habéis aplicado sin daros cuenta gracias a detectives privados y empresas de seguridad: si pones cámaras, visibles, se reducen las ganas del pillo de turno de robar porque no le apetece ser calado. Si uno aumenta la iluminación en una calle que suele poseer tránsito de droga (con leds, por favor), suele provocar una reducción de ese tráfico en esa calle (lo que no quita que se traslade a otra, eso ya es cuestión de poseer una política criminal más amplia y no de eliminación de síntomas).
¿Todo esto que significa? Que si una simple cámara, una vigilancia continua o un cuidado de determinados detalles puede ayudar a reducir los problemas relacionados con criminalidad (digamos, no sólo criminalidad, sino cualquier inconveniente que otra persona o empresa pudiera plantearte en este sentido), imaginad si interviene una persona que ha dedicado sus años a estudiar estos aspectos, y no alguien que sólo actúa por simple lógica.
La lógica está muy bien, no me malinterpretéis, pero es limitada, actúa en el hoy y no para el mañana. Y el mañana puede resultar mucho más importante a la hora de prosperar como empresa, de alejar malas influencias para tus hijos en tu barrio o comunidad, de proteger tus bienes más preciados o convertirlos en material poco apetecible por las circunstancias que lo rodean.
Con todo esto, el criminólogo ya no sólo se dedica a revelar huellas o comparar proyectiles, sino se introduce de lleno en el diseño urbanístico con la Criminología ecológica o ambiental.
Criminologo y violencia de género
Además, centrado en quien pudiera ser víctima, y no sólo el contexto, un criminólogo puede ser crucial en casos de violencia de género, mobbing, bullying, acoso sexual, acoso a secas, terrorismo, y cualesquiera otros delitos donde la víctima pudiera prepararse para, si no evitar el mismo, sí reducir los daños.
Aunque si nos preguntas, creemos más conveniente incidir en el todo, no sólo en las víctimas, pues es tratar un síntoma, no la enfermedad.
Prevención del crimen
Pero no todo queda ahí tampoco. Ese aspecto es, como decíamos, el que afecta a las circunstancias que propician, lo criminógeno. Pero habrá quien (sobre todo, abogados) desee incidir sobre el que delinque o está cerca de hacerlo. El criminólogo, a través de informes, puede evaluar la peligrosidad (violencia de género, homicidios, acoso), la probabilidad de reincidencia, si el contexto que rodea a un niño en una separación puede resultar pernicioso para este o sobre cuáles podrían ser las medidas (menores e inimputables) o penas (el resto) más beneficiosas para afectado, víctima y sistema; especializado, pueden insertarse en casos donde se ha de evaluar la credibilidad del testimonio, ya sea de adultos o menores; o incluso es capaz de analizar todos los informes habidos y por haber en un caso, ya sean policiales, técnicos o médicos, y extraer conclusiones, encontrar errores (por ejemplo, de cadena de custodia) o subrayar lagunas que sólo con una visión completa podrían encontrarse.
El informe criminológico
Es ahí donde surge la herramienta más fuerte que poseemos con respecto a lo que puede presentarse en un juzgado: el informe criminológico. Esto no es sólo útil para pruebas criminalísticas, o contra-informes (emitidos por las FFCCSE, sobre todo), sino que este informe posee una variedad muy interesante de temas a tocar. Muchos de ellos, mencionados en el párrafo anterior. El más interesante para mí es aquel que indica cualquier error procesal, lógico, laguna o aspecto que pudiera obligar al sobreseimiento del caso (aunque funciona también a la inversa), aunque quizá es el menos criminológico y el más investigativo.
Pues bien, imaginad ahora a un detective criminólogo. Ya os advierto de nuevo: nada de mitos, héroes o leyendas. Nada divino recorre nuestras venas, pero las oportunidades crean oportunidades, y abrir la puerta a un criminólogo en este tipo de temas acaba por resultar rentable. Aunque, como comenta muchas veces el autor principal de este blog, para todo somos agentes de la verdad, de los hechos, y si no hay nada que sacar, no lo hay.
Lo curioso es que aquí no acaban las funciones de un criminólogo: este puede actuar en sistemas penitenciarios, en los cuerpos de policía, en la política, en Inteligencia (nacional o de cualquier empresa), etc.
Situación actual de los criminólogos en España.
Los que hemos estudiado Criminología podemos acabar ahí, o podemos acabar en el burguer de turno, sin duda. Esta ciencia y su profesión tienen si cabe muchas más trabas que el resto: al crearse los estudios de Grado (antes hubo licenciaturas, de primero o segundo ciclo, y alguna diplomatura, pero poca cosa), el gobierno de entonces no se preocupó por crear o definir el nicho laboral de los criminólogos, y hemos tenido que construirlo nosotros. Además, los estudios de Grado no se definen por preparar profesionalmente, sino por iniciar. Existen muchísimos criminólogos preparados, pero no lo serán casi nunca por lo que la universidad les inculcó. Y eso repercute en el conocimiento que tiene sobre nosotros la sociedad. Admítelo, no has dejado de canturrear la canción de CSI Las Vegas conforme ibas leyendo esta entrada. Eso si la palabra criminólogo no te sonaba a chino…
Y a cuántos enseñan… El número de criminólogos aumenta cada año, pero el nicho sigue sin definir por las instituciones, así que mientras nos hacemos paso en lo privado y tiramos piedras al público para que nos reconozcan y descubran cómo de útiles podemos ser, y la eficiencia que aportamos a la Administración (a cualquier nivel), los nuevos graduados crecen por cientos en toda España.
La vertiente académica y crítica.
Para terminar, y porque sería un delito (¡ja!) por mi parte no mencionarlo, en su ámbito más académico, la Criminología Crítica se encarga de observar la sociedad e indicar qué no está funcionado demasiado bien (o qué sí), así como de dar más empaque teórico (y filosófico, que siempre ha de haber) a todo lo anterior, pero sobre todo a aquello relacionado con políticas criminales.
Así que, si me preguntan, les daré un breve consejo, y encima lo que supone es gratis: infórmense. Pregunten, vayan a Internet, escriban en buscadores “gabinete criminología”, o “informe criminológico”. Incluso si se encuentran algo desconcertados o perdidos, pueden preguntar al autor de esta entrada, pero no se mantengan en la inopia de una ciencia que, si bien no es el boom (como tratarán de vender las universidades), ni está en auge profesional (si lo está es porque antes no había nada), ni les salvará siempre el día, sí que es una ciencia y profesión que pueden ayudar a resolver muchos de los problemas (a nivel criminológico) que tenemos, no sólo en lo individual, sino incluso estructural.
Javier Muñoz
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