¿Un post de autobombo? No, un post sobre las cualidades que, según mi punto de vista, debe tener el detective privado ideal.
Iba a empezar con una entradilla del estilo “todo el mundo cree que los detectives son bla bla bla” con referencias a Sherlock Holmes y la novela negra, en contraposición a la imagen “joven y moderna” que se pretende dar a la profesión.
La verdad es que el aspecto o la modernidad poco tienen que ver con las cualidades necesarias para ejercer en nuestra profesión y creo que, últimamente, todo el mundo anda centrado más en las formas que en el fondo.
Hablo de cualidades para diferenciarlo de habilidades (adquiridas) o rasgos de personalidad (difíciles de cambiar) porque las cualidades son algo apreciable por el ojo externo, algo que usarías para definir una conducta o una persona.
Cualidades del detective privado ideal
Discreción
Un detective vale por lo que calla, no por lo que habla. La discreción es básica en una profesión que trata con datos íntimos y personales y que pueden afectar de manera importante tanto al contratante de nuestros servicios como a la persona investigada.
No es fácil aguantar la tentación de ceder a la presión popular. Nuestra profesión despierta mucha curiosidad y apenas se menciona en una conversación es inevitable que surja alguna voz pidiendo algún tipo de anécdota. Casi que lo exigen como muestra de confianza y se sienten insultados si no respondemos con alguna historieta digna de un capítulo de serial televisivo.
A veces puedes salirte por la tangente con una frase del tipo: “si te lo contase tendría que matarte” o alguna chorrada similar pero en ocasiones no es tan sencillo. Yo siempre recomiendo lo mismo: cambiar el sexo del investigado y la localización o nacionalidad. Con esos cambios puedes contar la misma anécdota, que sea graciosa y que nadie sea capaz de adivinar de quien se trata. En resumen: miente.
Nota: Sí, si alguna vez te he contado una anécdota casi todo lo que te decía era mentira pero no te voy a pedir perdón. No haberla pedido.
Ganas de trabajar
Otros lo llamarían “perseverancia, tesón, esfuerzo, motivación, amor por lo que haces” y adjetivos similares como para darle un aura más mística e inalcanzable pero no es más que eso, tener ganas de trabajar. La realidad siempre es simple, si eres un vago no sirves para esto.
Para aguantar 16 horas en un coche o 5 horas frente a la salida de una discoteca mirando caras esperando a que salga quien a ti te interesa tienes que ser un currante. No un místico o un asceta, tienes que tener ganas de que tu trabajo salga bien.
Y lo peor es lo que la gente no ve, lo peor es volver a casa tras esas 16 horas y tener que redactar un parte o el borrador de un informe de investigación y empezar a editar los vídeos que has grabado.
Quien quiera tener una vida fácil que no se dedique a esto, porque si eres un vago del copón y trabajas de detective no te salen más que “informes chapuza” y de eso ya hemos visto demasiado en esta profesión.
Empatía
Entendida como la capacidad de ponerte en la piel de los demás en todos los sentidos.
Tienes que ponerte en la piel de tu cliente para conocer qué necesita de ti y ayudarle a concretar su demanda. Lo hemos dicho muchas veces, no siempre el cliente te pide lo que realmente necesita y si no “conectas” con él no podrás ayudarle a salir de su error.
Ahora igual pensáis en “empatizar en temas de infidelidades” pero no me refiero solo a eso, también hay que empatizar, por ejemplo, con el empresario que tiene un empleado de baja que le está llevando a la ruina o con el emprendedor que ve su proyecto frustrado por un tema de competencia desleal.
Pero no es solo útil con el contratante, poder ponerte en la piel de los demás te ayudará a anticiparte, o al menos entender, la conducta de tus investigados. Eso, en ocasiones, es imprescindible.
Por último, y no menos importante, hay también que ponerse en la piel del juez que va a juzgar los hechos, y esto lo debes hacer en la parte de la redacción del informe final. Pónselo claro y fácil, que no tenga que dudar de los hechos.
No puedes controlar la interpretación legal que el magistrado haga, pero sí puedes controlar el modo de exponer la información en tu informe. Fotografías claras y enfocadas, descripciones correctas, un orden de exposición lógico y unas conclusiones adecuadas a lo expuesto.
En cierto modo el informe es una carta que diriges al juez, que no sea pastelosa pero tampoco demasiado escueta.
Objetividad
Un detective privado sabe que no siempre ocurre lo que le gustaría o lo que el cliente creía que iba a pasar. La realidad es la que es, y como es debemos contarla.
Al contrario que los periodistas nosotros no necesitamos grandes e impactantes titulares, tenemos la audiencia asegurada, así que podemos centrarnos en describir las cosas como son.
Es muy típico de novatos y de detectives sin escrúpulos (que los hay) intentar contentar a sus cliente exagerando los hechos o llegando a conclusiones a las que no se puede llegar con la información recabada. Esto puede parecer “hacerle un favor” al contratante pero nada más lejos de la realidad.
Estas jugarretas de teatrillo barato siempre acaban mal. Si hay suerte el informe será ignorado completamente, si no la hay dale la bienvenida a la fama de “detective mentiroso”. Este tipo de “profesionales” tienen su público, no lo vamos a negar, pero también una carrera muy corta. Al final será el propio mercado que te expulse, sino acabas en el otro lado del banquillo.
Así que, por favor…
No seas detective si eres el típico bocazas, engreído y charlatán que, como en el parchís, matas una y cuentas veinte, ya están las plazas ocupadas, no hacen falta más.
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