Prohibir espiar el móvil de tu pareja bajo amenaza de cárcel es algo lógico, y tan efectivo como la Ley Seca en el Chicago de Al Capone.
LA DEMANDA ACTUAL DE INVESTIGACIÓN
La influencia de la televisión, con sus series y películas, y el contacto habitual con los medios de comunicación digitales han creado una incipiente demanda de algo que es irreal e ilegal, la geolocalización de móviles, la desencriptación de contraseñas o la interceptación de mensajes.
Lo curioso del tema es que, a medida que aumenta la demanda, más se endurece la legislación para proteger la intimidad de las personas, lo que a nivel personal me parece más adecuado.
El problema es que cuando la demanda va por un lado y la legalidad por otro acaban apareciendo ofertas ilegales de manera casi inmediata.
LA LEY SECA DIGITAL
A nivel ético y moral, prohibir la interceptación de conversaciones ajenas es completamente lógico y correcto, el problema es que la gente no actúa de manera ética, ni moral, ni lógica.
El problema es que la ética y la moral que decimos tener en público no son las mismas que las que pensamos realmente y las que queremos para nosotros. Se produce aquí un “efecto Ley Seca” como en el Chicago de Al Capone, donde “la mayoría” quería prohibir el alcohol pero seguir bebiendo.
Con la privacidad pasa algo similar. Todo el mundo quiere que se respete su privacidad pero no duda es coger el móvil de su pareja a la que lo deja fuera de su control para husmear incluso si no tiene razón alguna para ello.
Si espiar el móvil de su pareja conllevase cárcel de manera inmediata… ¿Quién quedaría fuera para cerrar la puerta?
Sí, ya sé que tú no, que tú jamás harías estas cosas. Yo tampoco.
EL RECHAZO SOCIAL
En una democracia la legislación debería penalizar solo aquellas conductas que producen un rechazo social evidente y notorio.
Existe, sin duda, un rechazo a que un desconocido, llámese Qoogle, Teleponica o Molistar, tengan acceso a nuestros datos, no ya íntimos, sino solamente mínimamente privados.
¿Ocurre lo mismo con cotillear el móvil de nuestras parejas?
Podemos afirmar rotundamente que no.
Todos hemos oído aconsejar, o lo hemos hecho nosotros mismos, a terceras personas cuando cuentan que sospechan de la fidelidad de sus parejas que les miren el móvil o las facturas de llamadas.
Hoy en día una gran mayoría de personas sabe hacer este tipo de cosas por su cuenta o busca en internet como hacerlas, pero otros buscan profesionales que las hagan por ellas. Legalmente no encuentran ninguno.
LA COSA NOSTRA
¿Qué pasa cuando no hay una oferta legal que cubra una demanda incipiente? Pues que aparecen las ofertas legales del “hágalo usted mismo” con programas para “el control parental a sus hijos” o las de darse un paseo por anuncios clasificados o al “ciber” de la esquina.
Cuando un actividad ilegal tiene gran demanda, siempre hay un Capone dispuesto a llevarla a cabo.
REGULAR O PROHIBIR
Prohibir lleva a grandes éxitos como la Ley seca o la lucha contra la droga, es decir, a crear delincuentes. Coges a uno, lo encarcelas y salen dos más que se apuntan a lo mismo. Creas únicamente un círculo eterno de delincuencia que, poco a poco, se acaba organizando, en pequeños o grandes grupos.
Para los que desconocen la ley la lógica les lleva a un solo camino
CREER QUE UN DETECTIVE SÍ PUEDE ESPIAR MÓVILES.
Absoluta y totalmente incierto, pero curiosamente el público en general piensa que sí podemos hacerlo. Tal vez sea por el mito o tal vez sea porque era lo lógico.
Cuando tantas personas veían lógico que los detectives sí pudieran realizar estos servicios por algo sería.
Pues no, lógica y legalidad no tienen, al menos en esto, nada que ver.
Y LA NUEVA LEY DE SEGURIDAD PRIVADA
Pues sacaron una ley en 2014 para regularizar unos servicios de 1860. Las investigaciones de bajas fingidas, lesiones, infidelidades, etc ya estaban perfectamente reguladas y no se ha cambiado una coma en lo fundamental de anteriores leyes.
Una ley tan tan mala como la de seguridad privada solo puede haber sido perpetrada por dos motivos:
Incapacidad manifiesta
Desconocimiento absoluto de la realidad del sector de la seguridad privada y falta total de previsión respecto a las futuras demandas. No hacía falta ser un lumbrera en 2014 para saber que la demanda de investigación privada crecería más hacia las nuevas tecnologías que hacia los seguimientos de toda la vida.
La “nueva” ley nació vieja. Muy muy vieja.
Mala fe
Por “intereses” muy dispares. Basta ver que en los temarios de estudio de los nuevos detectives siguen tratándose temas como la “balística” que se alejan de nuestras funciones legales, tanto con la vieja ley como con la nueva vieja ley.
Si fuésemos malpensados diríamos que entre los que perpetran las leyes hay más “expertos” en balística que en informática.
EL FUTURO PRESENTE DE LA INVESTIGACIÓN DIGITAL
Aunque la ley de seguridad privada deje bien claro que las investigaciones personales son ámbito exclusivo de los detectives privados vemos, y veremos aún más en el futuro más cercano la proliferación de “peritos” y de “empresas de seguridad digital” dedicadas a estos menesteres.
Todo ello fruto de la incompetencia, la desidia y la absoluta falta de motivación real en la lucha contra estas ilegalidades de quienes tienen como deber hacer respetar la ley.
Eso sí, para cobrar a fin de mes sí están motivados.
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