No se les hace bajar a la mina ni recoger chatarra, pero son muchas las “madres coraje” que viven de ellos al 100% y muchos los “padres vocacionales” que solo los quieren para dejar de pagar.
Hoy, como habréis adivinado ya mis intrépidos lectores, hablaremos de la custodia de menores, una de estas realidades con la que chocamos día a día en nuestro trabajo como detectives. Empezaremos con la pregunta del millón:
¿A cuánto me sale el kilo de niño fresco?
Relacionar directamente la custodia de un menor con una serie de beneficios u obligaciones económicas es una forma de mercadeo infantil a la española, legal y por sentencia. En muchas ocasiones ganar la custodia completa de un menor conlleva llevarte los máximos premios del 1,2,3 (la casa y el coche) y el sueldo Nescafé para toda la vida, todo a la vez. El que pierde se queda, como premio de consolación, una hermosa hipoteca para el resto de su vida adulta.
El bien superior del menor
Como casi todos los conceptos, al pasar del mundo de las ideas al mundo real, el concepto se pervierte y no solo no cumple su función sino que la imposibilita.
Aunque hoy veo el mundo como detective, mi antigua carrera profesional como psicólogo y mis cerca de 15 años trabajando con menores, me han hecho tener siempre muy claro que el auténtico interés superior del menor solo puede provenir de una, como mínimo, correcta relación de sus progenitores.
A los que están en contra de la custodia compartida les preguntaría lo siguiente:
¿Es posible una relación correcta entre progenitores si no se parte de una relación de igualdad?
Mi opinión es muy clara. No.
Se puede falsear una relación de cara al observador externo e incluso de cara a los menores durante un tiempo si uno de los dos decide anteponer sus intereses a los de sus hijos, pero si no lo deciden los dos, los menores acabarán dándose cuenta y sufriendo las consecuencias.
A partir de los 10 años los niños suelen ser más inteligentes que los padres y poca cosa tienen más que hacer que observar hasta los detalles más nimios de su relación. Lo saben todo, se dan cuenta de todo y si algo no les queda claro no lo preguntan, lo imaginan.
¿Os acordáis cuando erais pequeños y sabíais perfectamente las reacciones que iban a tener vuestros padres o profesores porque los teníais perfectamente estudiados?
Pues los menores de hoy son iguales, solo que ellos lo comentan por whatsapp con sus amigos y se aconsejan unos a otros sobre cómo tratar a los padres.
Pues de ese importante efecto, el de la impronta que deja la relación de los padres en el menor y del perfecto conocimiento de éste de la realidad que le envuelve, se olvida el legislador total y absolutamente.
¿Es feliz un menor que ve a un progenitor viviendo a cuerpo de rey mientras el otro duerme en un coche?, ¿es feliz cuando nota que uno se esfuerza hasta el límite mientras que el otro vive de la sopa boba?
El juicio de Salomón
Salomón (ver nota abajo) parte de la base de repartir equitativamente para modificar, según las circunstancias, la sentencia en favor del interés real del menor. Nuestra ley dice inspirarse en el mismo principio pero curiosamente Salomón no habla de pensiones ni de atribuirle un valor económico al menor.
Entonces, listillo machista, ¿uno no paga nada?
Ni por asomo. Es más, igual que hay casos de “mujeres muy independientes” que viven de la pensión que les pagan sus exmaridos, hay tantos o más casos, de hombres que no pagan pensiones pudiendo hacerlo sin esfuerzo, esconden ingresos o pretenden la custodia compartida únicamente para fastidiar a sus ex parejas.
El problema es relacionar menores, usufructos y dinero cuando son temas que deberían ir completamente separados y empezar a juzgarse desde un principio de igualdad real.
Anécdotas ilustrativas como detective
Os voy a contar unos casos, modificando lo justo para imposibilitar su identificación, pero que creo que ilustran perfectamente lo expuesto.
Hombre denunciado por impago de pensión. La familia de su exmujer es la dueña de la empresa donde trabaja el exmarido, lleva 6 meses sin cobrar la nómina y ella le denuncia por no pagar ni la pensión ni la parte de la hipoteca del chalet en común que le toca. Ella se compra un yate nuevo mientras él vive en una habitación de alquiler en casa de unos conocidos.
Campeón que no se cuida un solo momento de su hijo, ni siquiera para lo más mínimo, pero mantiene la custodia compartida y el usufructo de la casa porque ella abandonó el domicilio conyugal y así lo acordaron en su momento. El niño pernocta con los abuelos mientras en la casa común vive su nueva pareja.
Los detectives privados, al igual que los abogados, vemos infinidad de casos así y, en cierto modo, vivimos de ello, pero eso no quita que no podamos considerar que la actual legislación está llena de barbaridades.
¿Cambiarán las cosas con las próximas elecciones?
Sea cuando sea que leas este artículo, en 2015 o 2035, ya te digo que no tiene pinta. Ese importante lobby que pervierte las ideas del feminismo (y feminisma) no creo que permita la sensatez. La sensatez es enemiga de lo injusto y de lo absurdo, y mucha gente (y genta) vive hoy en día de eso (y esa).
PD: Sí, estoy divorciado. Y no, no tengo ni he tenido problemas con mi ex. Acordamos la custodia compartida desde el principio y nos organizamos los intercambios de mutuo interés mirando siempre por lo lógico y equitativo. Y no, no nos pasamos pasta más allá de lo lógico. Aún hay mujeres que son señoras de verdad y madres que miran por sus hijos.
Nota para los de la ESO laica: Salomón era un señor con Barba nombrado en un libro peligrosísimo al que se le plantea un conflicto de custodia de un menor y plantea la posibilidad de partirlo por la mitad. Al ver que una de las partes antepone el bien del menor a sus propios deseos y necesidades le concede la custodia definitiva. Amen.
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