Una actitud es muy positiva, la otra muy negativa y la gente no tiene muy clara las diferencias. Vamos a pensar en alto un poco, en un texto solo para amigos. Detectives o no.
Hoy vamos a hacer un texto muy breve y personal, una reflexión en voz alta a raíz de los últimos acontecimientos del sector y, sobre todo, de las diferentes reacciones ante los mismos.
Visto mi cabreo, asco e indignación del día de ayer ante los hechos públicos de los que se hizo eco la prensa y que afectan al buen nombre de nuestro colectivo, probablemente esperéis hoy una perorata al respecto. Pero no, no hagamos leña del árbol caído, al menos del tronco principal. Hablemos hoy de las ramas, de quienes las habitan y de las justificaciones que usan para habitarlas.
Hoy el texto va de opiniones personales, sin dogmas de fe ni verdades absolutas.
¿Qué entiendo yo por compañerismo?
Para mí compañerismo es ayudar al necesitado pese al posible perjuicio que puedas sufrir por hacerlo. El compañerismo implica riesgo y perjuicio, son dos conceptos que van unidos a un acto de compañerismo. Hinchar pecho y emitir soflamas cuando es lo políticamente correcto y lo que espera todo el mundo de ti no tiene valor alguno, eso es un brindis al sol.
Compañerismo es valor. Compañerismo es no moverse del lado del caído cuando todos tus instintos te dicen que huyas.
El compañerismo aporta valor a un sector y demuestra que es un sector maduro y potente.
¿Qué es para mí el corporativismo?
Es la cara B del compañerismo, su opuesto oscuro. Consiste el apoyar al corrupto por si algún día quieres ser como él. O por si ya lo eres.
Radica en defender lo indefendible de alguien con quien compartes sector por el mero hecho de defender unos intereses compartidos o por ser rematadamente tonto.
En el menú segundo plato está: malo o tonto, o un poco de cada, tú eliges, pero no hay más.
El corporativista tonto es un enorme cerdo que disfruta de dar revolcones entre el barro y la mierda y piensa, iluso de él, que por hacer esto que otros no hacen es superior en algo al resto. El megacochino del que hablamos luce sus manchas como medallas al mérito y como muestra de una inteligencia superior.
Dicen que las decisiones se toman emocionalmente y se justifican racionalmente, entonces, ¿qué emoción lleva a alguien a apoyar actitudes que van contra sus principio? En realidad, siempre es la misma: el miedo.
Entonces, ¿apoyar a un detective agresor sexual es compañerismo o corporativismo?
Teniendo en cuenta que entre las funciones del detective no se encuentra la de agredir sexualmente a jóvenes borrachas -más bien lo contrario-, apoyar o no condenar una acción así es un acto de puto corporativismo. Una mezcla de miedo e interés.
Solo sería un acto de compañerismo si tu fueses también un agresor sexual, entonces sí sería tu compañero.
El mío no.
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