Pretenden hacernos creer que es incompatible estar contra ambas cosas cuando es completamente falso. Veamos por qué.
Hay toda una corriente de opinión que pretende hacer creer que estar en contra de las denuncias falsas es estar en contra de la lucha contra los malos tratos. Tiene el mismo sentido que decir que estar a favor de curar el cáncer implica dejar de luchar contra las caries.
Como detectives que investigamos muchos casos de divorcios tenemos como clientes víctimas tanto de un tema como del otro y hemos podido escuchar testimonios totalmente desgarradores y a gente realmente desesperada. Mujeres maltratadas cuya salud física y mental está por los suelos, que han perdido completamente su autoestima y que, en muchas ocasiones, se sienten culpables por no haber podido evitar a sus hijos haber pasado por ese mal trago.
Por el otro lado víctimas de falsas denuncias de malos tratos que, tras haber pasado por unos calabozos sin motivo alguno, tienen como única expectativa real la pérdida de todos sus bienes y dejar de relacionarse con lo que más quieren, sus hijos. Sabiendo además que el perfil de mujer capaz de denunciar falsamente unos malos tratos inexistentes es el mismo que el de la mujer capaz de infringir a sus hijos una alienación parental para separarles sentimentalmente de sus padres.
Nos quieren hacer creer que la existencia de estas segundas víctimas es imprescindible para la lucha efectiva contra el maltrato. Absurdo, ilógico, ilegal e inmoral.
¿Es igual de grave?
¿Es igual de grave ser maltratada que perder el contacto con los hijos? Eso lo dejaré a cada uno. La gravedad de los malos tratos no la pone nadie cuerdo en duda, pero parece que la gravedad de las consecuencias de las denuncias en falso impunes sí.
Para mí lo que extrema la gravedad de las consecuencias de las denuncias falsas no es otra cosa que quien es que las produce: el Estado.
La lucha contra el maltrato está demostrando ser más complicada y compleja que lo que decían, evitar las consecuencias de las denuncias falsas sería tan sencillo como cambiar una ley. La Ley de Violencia de Género ha tenido muchas víctimas, pero la primera de ellas ha sido el principio básico de la igualdad ante la ley.
Argumentos de los que pretenden enfrentarnos
Solo un 5% de las denuncias son falsas
Se sacan estos datos del número de denuncias por malos tratos que acaban en sentencia firme por denuncia falsa. Totalmente absurdo.
La autoevaluación de la justicia
En primer lugar la justicia se evalúa a sí misma, algo completamente ilógico y falto de objetividad ya desde el principio. Da por supuesto tres condiciones totalmente irreales:
Que la justicia no se equivoca nunca.
En un año en que incluso el Papa ha reconocido que la iglesia no es infalible, la justicia española no se atreve a reconocer la posibilidad de error.
La justicia se equivoca, y mucho, y se equivoca tanto para liberar a maltratadores por falta de pruebas como para encerrar a inocentes, al menos durante un tiempo, por pruebas o testimonios falseados.
Que todos los delitos se denuncian.
Pensar que todas las denuncias falsas se denuncian es igual de absurdo que pensar que todos los malos tratos se denuncian. La gran mayoría de víctimas de denuncias falsas de malos tratos no denuncian a sus exparejas por varios motivos:
Por la falta de consecuencias reales.
Las penas impuestas por denuncias falsas no les satisfacen en absoluto.
Para evitar conflictos y que no les sigan denunciando.
Aunque hayan puesto 200 denuncias por denuncia falsa, si la mujer les denuncia una vez más, aunque no estén siquiera en ese país ese día, pasarán por el calabozo otra vez.
La ausencia total de medidas cautelares.
El no querer que se haga público.
Cuanta menos gente lo sepa mejor puesto que el estigma de maltratador nada tiene que ver que el de “denunciante falsa”.
Que existe la posibilidad de saberlo.
Es completamente imposible saber con exactitud la cantidad de denuncias falsas que se realizan porque solo se sabrán las que se destape que lo son. Todos sabemos de casos en los que se han ganado o perdido casos injustamente, nunca se ha sabido y jamás se hará justicia. Si eso pasa en delitos “visibles”, imaginad lo que pasará en delitos que pasan en la absoluta intimidad.
Ni anti, ni antianti
Las primeras víctimas de los malos tratos, lo de violencia de género es un término doblemente inexacto, son las mujeres u hombres (hablaremos de esto después) que los padecen, pero las segundas víctimas son los denunciados injustamente.
A su vez, las primeras víctimas de las denuncias falsas son los hombres pero las segundas son las mujeres que sí son víctimas reales de malos tratos que ven como los presupuestos de ayuda a las víctimas y los servicios sociales correspondientes malgastan sus recursos.
Contra la injusticia en todas sus formas
No hay otro camino para el demócrata real que luchar contra todas las formas de injusticia. Diferenciar entre víctimas de primera y segunda división y aceptar un cierto número, sea cual sea, de “daños colaterales” es completamente demencial.
Lo políticamente correcto en 2015
Es decir que las denuncias falsas son prácticamente inexistentes según blablablá y que los que están en contra de las denuncias falsas pretenden boicotear la lucha contra el maltrato.
Si os fijáis escucharéis este mensaje en boca de todo cuanto político y politiquillo se le ponga un micrófono delante.
¿Cómo puede alguien decir “No existen las denuncias falsas” si es absolutamente imposible saberlo? Pues lo hacen, sí, y a toda voz. A ver si rascan algún votillo perdido. Que le den a la justicia, ¿a quién interesa eso?
Un ejemplo real de miserable.
Alguien que dice ser juez instructor y que califica en su cuenta de Facebook a las víctimas de denuncia falsa de “hombres resentidos” y a los que les apoyan de “energúmenos”. Si realmente este caballero es un juez de instrucción creo que acaba de dar motivos más que fundados para recusarle de cualquier juicio por violencia de género o por denuncia falsa y para revisar todas sus sentencias al respecto.
En un mundo normal, en un país civilizado, este tipo estaría en la puta calle mañana. En España acabará o de ministro o de miembro de CGPJ. Al tiempo.
Los chicos no lloran. Hombres maltratados
Maltratados por sus parejas y por el Estado. No son víctimas de violencia de género y no tienen derecho ni a la legítima defensa, solo tienen derecho a correr y a estarse calladitos porque, como denuncien o se defiendan, aun acabarán ellos en el calabozo.
La Ley de Violencia de Género
Mi opinión personal es que no ha acabado, ni siquiera ayudado a acabar, con los malos tratos y ha creado un problema nuevo.
La solución a ambos problemas
Pasa sin duda por un cambio legislativo profundo en el que se potencie la igualdad en todos los sentidos. Lo que es absolutamente ilógico es pretender conseguir una sociedad más igualitaria a partir de unas leyes cada vez menos igualitarias.
El Estado debe dar ejemplo de igualdad, no potenciar conflictos entre sexos a partir de leyes arbitrarias y oportunistas que tienen como único fin real la captación de votos por quienes las apoyan.
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