El poder de una marca comercial consiste en dar confianza a los clientes. El consumidor sabe que, al pertenecer a una marca determinada, un producto tiene unos atributos determinados y previsibles.
Conseguir posicionar una marca en el mercado es un logro determinante en la consolidación y crecimiento de una empresa, un hecho remarcable de gran valor que conlleva un enorme esfuerzo anterior y una considerable inversión de recursos.
No todo el mundo quiere dedicar tanto esfuerzo a triunfar.
Hay muchas maneras, ilícitas todas, de ahorrarse estos pasos y ganar dinero directamente, pero hoy nos centraremos en el poder de la marca.
Los detectives privados podemos ayudar enormemente a prevenir y, en su caso, minimizar el mal uso de las marcas comerciales frente a sus dos principales enemigos: el interior y el exterior.
El enemigo interior.-
Se da en aquellas situaciones, especialmente en franquicias, en las que un local, aun con permiso para el uso de una marca comercial determinada incumple sus obligaciones de cara al franquiciante, ignorando procedimientos e incluso ofreciendo productos o servicios explícitamente prohibidos en sus acuerdos comerciales.
El cliente cae así en el engaño, entrando en un local esperando un tipo de producto o de servicios que no se corresponde con la realidad. Para el franquiciado todo son ventajas porque entra por la puerta de su local gente que de ser una marca propia no entraría y, por tanto, se beneficia del valor de la “empresa madre”.
Para el propietario de la marca, un incumplimiento reiterado de sus instrucciones y acuerdos puede suponer el fracaso más absoluto. Imaginemos, por ejemplo, una marca de restauración en la que uno de sus franquiciados incumple de manera flagrante la normativa de higiene y salud provocando una intoxicación masiva de clientes. Ese hecho, aislado y no deseado por la matriz, afectará a todos los establecimientos de la cadena y puede llegar a suponer el final de la marca.
Los detectives privados nos dedicamos a controlar, de manera externa y objetiva, el cumplimiento de los procedimientos ordenados por la central. Tras recibir de la matriz unas claras indicaciones de los procedimientos que deben ser llevados a cabo por los distintos franquiciados nos dedicamos a visitar los establecimientos indicados uno por uno y checkear el cumplimiento de los estándar indicados: Atención al cliente, uniformidad, producto final, tiempos, colocación de las ofertas, promociones, escaparatismo, etc..
Supervisar este tipo de cosas no es solo recomendable sino que forma parte de la diligencia debida, esa responsabilidad legal exigible al empresario más allá de lo escrito y que bien seguro se le exigirá en caso de producirse un grave error.
El franquiciador puede exigir a sus franquiciados el cumplimiento de una determinada normativa, pero de ese mismo modo, los franquiciados, como potenciales perjudicados en caso de incidente, tienen también el derecho de exigir a la matriz que se responsabilice de hacer lo posible (diligencia debida) para que la normativa se cumpla en todos los lugares.
Tal vez usted piense que esto se puede realizar también de manera interna, pero eso acarrea, en la práctica, numerosas desventajas. Por una parte el informe y testimonio de un detective le dará la solidez legal que precisa en caso de tener que llegar a los tribunales, y por otra, la ventaja de no tener las posibles filtraciones que suelen darse en este tipo de cuestiones. Se sorprendería de la cantidad de veces que los trabajadores saben con días de antelación la fecha y hora a la que llegará la inspección por parte de la empresa. No debería ocurrir, pero ocurre.
El enemigo exterior.-
Copias de productos que no cumplen los mínimos exigibles, locales que hacen uso de marcas para atraer clientes sin los debidos permisos, antiguas franquicias que mantienen los colores y signos de la matriz para aparentar seguir siendo un establecimiento franquiciado, etc..
La picaresca en este sentido es inmensa, y cuando crees haberlo visto todo, aparece alguien que se inventa algo nuevo.
Un tipo de picaresca de este tipo consiste en copiar marcas comerciales de establecimientos y productos que no se comercializan en España para comercializarlos en zonas turísticas donde los extranjeros de vacaciones sí las conocen. De este modo esperan que al no haber un representante claro de los intereses de la marca comercial en el país, puedan seguir llevando a cabo su “negocio” sin consecuencias.
Ya habrán adivinado que, para un detective privado profesional, recabar pruebas referentes a este tipo de cuestiones se sumamente sencillo y de efectos demoledores ante cualquier tribunal.
En caso de tratarse de un establecimiento que hace uso de una marca registrada por otra compañía, una simple visita al lugar con cámara oculta y un amplio reportaje fotográfico del uso de la marca en el local puede suponerle toda la probática que necesita.
En caso de tratarse de un producto, localizar e identificar los principales puntos de venta es una labor sencilla y fácilmente documentable. Identificar a los fabricantes y repartidores del producto puede demorarse unos días, pero no más. Pese a lo arriesgada de su posición esta gente tiende a ser imprudente, en especial si hace tiempo que hacen este tipo de cosas sin ninguna consecuencia, y bastante descarados, puesto que lo que pretenden es vender todo lo que puedan, por lo que atraparles puede ser más sencillo de lo que cree.
En resumen, el detective privado puede ayudarle tanto a tomar medidas legales contra quienes hacen mal uso de su marca comercial como a tomar medidas preventivas que eviten graves riesgos de prestigio de su marca.
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