El origen del desprestigio creciente de nuestra profesión no hay que buscarlo muy lejos y si queremos recuperarnos debemos extinguir ciertos comportamientos.
No podemos exigir que el mercado aparte a los que no son dignos de nuestra profesión si no somos nosotros los primeros en hacerlos de lado. Creo que todos hemos visto u oído actitudes y conductas por parte de “compañeros” que deberían ser totalmente erradicadas en nuestra profesión.
De nuestro trabajo y buen hacer depende el futuro de muchas personas, desde trabajadores que se juegan sus puestos de trabajo hasta padres que pueden perder la custodia y el cuidado de sus hijos pasando por empresas que se arriesgan a quebrar ante conductas contrarias a la libre competencia.
Honestidad, vocación de servicio al cliente y rigurosidad absoluta deberían ser el eje alrededor del que girase toda la actividad profesional del detective. Unos justificarán con el argumento de la crisis algunas de las actitudes que hoy podemos ver en nuestra realidad profesional, a mí eso no me cuela. Es indudablemente mejor tener que cerrar por falta de ingresos que desprestigiar una profesión que amas y que respetas.
Para mí son 5 los principales tipos de detectives a extinguir, pero seguro que a ti se te ocurren más:
Los 5 detectives a extinguir
Resultados garantizados.
Ya van varias veces en un mes en que me encuentro compitiendo con otras agencias que ofrecen “resultados garantizados” sin haber empezado una investigación, y encima a unos precios que lo único que demuestran es que no saben ni plantear el tema a investigar.
¿Cómo puedes asegurar el “resultado” si no sabes aun lo que pasa?, ¿Así se empieza una investigación?
Pues como imaginaréis las otras agencias se han llevado el gato al agua. Un “pan para hoy y hambre para mañana”.
Los detectives privados somos testigos de actos que debemos documentar y exponer en sala, y un juez medianamente experimentado nota a la legua a un embustero que se dedica a afirmar sin ton ni son todo lo que le conviene al cliente.
Hoy harás caja, Don Resultados Garantizados, pero en dos días empezarán a no aceptar tus informes en sede judicial porque la buena fama cuesta conseguirla, pero la mala la ganas en dos días.
Pero esa actitud no es aun lo peor, lo grave es cuando se lleva al extremo, cuando se realizan…
Informes al dictado
Aquí no es que ya se garanticen “resultados” es que ya se pacta de antemano lo que aparecerá en el informe, punto por punto. “A mi abogado le hace falta…”
Os cuento una anécdota real y cercana, de hace apenas unas semanas. Una posible cliente llama para pedir un presupuesto. Se le atiende, se le explica la metodología, los límites de la legalidad, etc. No le interesa.
Esa misma mujer vuelve a llamar un par de horas después. Afirma que se le había cortado la llamada y que “A ver qué era lo que me tenía que poner en el informe”.
“Amablemente” se le informó que se había equivocado de teléfono, y que no era a nosotros a los que nos estaba dictando lo que poner en el informe.
Por desgracia no tengo pruebas de a quién estaba pretendiendo llamar, aunque, seamos sinceros, me hago una idea bastante aproximada y me extrañaría equivocarme. Por suerte el mercado sí está haciendo su papel con esta agencia y, con suerte, le quedan un par de telediarios.
Por encima de la ley
No, no vamos a hacer una crítica de las películas de Steven Seagal, vamos a hablar de esos a los que lo único que les interesa de las leyes es la manera de intentar torearlas. Son fáciles de reconocer por su vocabulario: “contactos, amigos en.., sobres, etc..” o por sus servicios “alegales”.
Por “alegales”, hasta ahora, me refiero a ayudar a clientes a instalar programas espía en móviles ajenos, instalar cámaras ocultas en viviendas, etc. Los del “te lo hago y te lo cobro pero a mí no me conoces” y del “yo te lo hago pero no me hago responsable del uso que le des”.
Igual no es ilegal del todo, pero… ¿para esto quieres trabajar de detective?, ¿no podrías anunciarte como “servicios varios” o algo así?
Haznos un favor y desaparece.
Desde 100€ pasando por Einstein
Es aquel detective supuestamente económico y barato (¡Oferta, desde 100€!) que entre “gastos”, horas no se qué y tarifas por no se cuanto, para obtener el montante final hace falta Einstein y su teoría de la relatividad.
El precio es “relativo” y completamente imprevisible.
No solo revientan el mercado con embustes, es que escarmientan a los clientes que, en su vida, volverán a contratar a un detective privado. Ni a ese ni a otros.
Hace unas semanas un nuevo cliente me enseñó el “trabajillo” que le había hecho una agencia anterior. No solo era una auténtica basura de informe para un tema facilísimo y mal planteado de principio a fin, sino que casi le cuadriplicó el presupuesto inicial.
Por gentuza así, la principal pega que nos encontramos los detectives a la hora de realizar acciones comerciales no es convencer al cliente que cambie de agencia, es convencerle de que no todos los detectives somos unos estafadores.
Han hecho, hacen y harán aún mucho daño al sector.
No puedo revelar mis fuentes
No me extraña, no existen. Es el modelo “detective mentiroso”. Va al juzgado con un informe mal hecho de una investigación mal planificada, con unos resultados ridículos e intenta “arreglarlo” mintiendo.
¿Qué no he podido demostrar que X tiene unos ingresos alternativos? No pasa nada, “tengo fuentes fidedignas que me dicen que bla bla… y no pienso revelarlas”.
Por gente así me parece magnífico que nuestro testimonio no esté por encima del de una persona corriente. No quiero ni imaginar los desastres que veríamos si a cualquier testimonio de un detective se le diera presunción de veracidad.
Pruebas, pruebas y más pruebas.
Ni opiniones, ni intuiciones, ni “fuentes reservadas” ni valoraciones “periciales”, pruebas.
Sinceramente creo que los jueces tienen incluso demasiada paciencia y permisividad. Hay veces en que lo “justo” sería sacar a la gente de la sala de una patada en el trasero y retirarle ahí mismo la licencia.
No me gustaría acabar este texto sin aclarar, de cara al público en general, que estas actitudes no son para nada las mayoritarias en nuestra profesión, muy al contrario. La gran mayoría de detectives son gente entregada a esta profesión y que se dedican a ella por pura vocación, que disfrutan de lo que hacen y lo hacen con la mayor de las implicaciones.
Eso sí, recomendarles que se lo planteen muy bien a la hora de elegir y que huyan de “detectives misteriosos” y de gente a la que se le ve el plumero.
De poco les va a servir un informe a la carta cuando quien tenga que valorarlo sepa perfectamente, y en los juzgados todo se sabe, que el que lo firma es un tramposo y que muy probablemente esté plagado de embustes. Simplemente no se lo admitirán, o en caso de admitirlo, no le otorgarán valor alguno.
No todos somos iguales.
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