La mayoría ya sabéis lo que opino de las “asociaciones profesionales” pero la invitación que he recibido hoy me ha dejado, incluso a mí, perplejo.
Llevaba un tiempo demasiado liado con temas de detectives (y reconozco que poco inspirado) para dedicar tiempo al blog, pero ha sido recibir hoy un mail y entrarme un hormigueo en los dedos…
¿De qué va a ir este post?
Pues voy a cargar de nuevo contra las asociaciones. Ya lo advierto para ahorrarte un rato de lectura (hoy te tuteo) si piensas que el tema no va contigo o te va a aburrir. Si eres de los que los van a “leer atentamente” por si encuentran algo por lo que poder denunciarme por difamación o alguna chorrada similar, también os voy a ahorrar un poco de tiempo, no vais a encontrar nada.
Finalizada la advertencia, procedamos con el tema.
Os pongo en antecedentes
Os cuento un poco de donde me ha saltado hoy la inspiración. Estaba yo recién comido, en ese momento en que dudas si tomarte un café o escorar hacia una siesta y va y se me ocurre chequear el mail.
Junto con un mail de los que dan yuyu, ese que muchos de vosotros también habréis recibido, sin firmar y con un recordatorio por parte de “alguien que dice ser” de como es el proceso de cerrar un despacho de detectives, me he encontrado una invitación para entrar en una asociación de futura creación.
No, no os voy a decir cuál. Entre otras cosas porque tampoco es especial y solo es un ejemplo.
Ahí me encuentro en un primer vistazo con una explicación, tan amplia como difusa, de los fines de la asociación. Ya advierto si me leen que yo los revisaría porque la mitad, o más, son de “dudosa” legalidad. Un repaso al Estatuto de los Trabajadores o a la Ley de Protección de Datos no sobraría.
Pero bueno, al grano. Lo que me ha indignado ha sido la última parte. La que decía, textualmente, “Se podría optar a subvenciones, ayudas, colaboraciones, publicidad, marketing, etc.”. Viene a ser el párrafo final, o casi. Es el párrafo “para que te decidas”.
No presumo mala fe, ni mucho menos, el tipo parece incluso majete y esforzado. Es la mentalidad.
Alguno pensará “joder, que exagerado, si todo el mundo mama de la vaca”. Sí, pero es que “la vaca” soy yo y todos los que pagamos impuestos.
¿No estaría la vaca más sana sin tener que dar tanta leche?
¿Debería ser normal pensar ya en pedir subvenciones antes de tener claros los objetivos de la asociación? No pido si lo es, porque lo es, pregunto si debería serlo.
Al menos esta invitación ha sido transparente, y algo inocente, y me sirve para sacar esos puntos en común que parecen tener la inmensa mayoría de asociaciones (la tuya no, esa es una de las excepciones, que quede bien claro de cara a posibles denuncias. Repito, la tuya no)
Fines en común de la mayoría de asociaciones
Optar a subvenciones y ayudas.
Es una finalidad instrumental, sirve en principio para que el resto de finalidades salga gratis. Igual sale un jamón gratis también, y algún viaje a ese congreso en Bahamas donde se tratará ese tema tan tan importante para tus asociados.
Es una manera de que la jubilada del 5-B contribuya con algo de su pensión a la gran mejora del mundo que conllevará cumplir con los objetivos de tu asociación. La humanidad no podía vivir sin tu asociación, es justo que pague por ella.
Colaboraciones entre miembros
Networking que le llaman los anglófilos. El “te mando un cliente y ya me mandas tu alguno cuando tengas de lo mío” de toda la vida.
Nada malo en principio, siempre que los que reciben los clientes no sean siempre los de “la cúpula” de la asociación. Eso no pasa nunca, ¿verdad? Tú, que vas a estar de simple socio seguro que también “te beneficias”. Fijo que sí.
Publicidad y Marketing
– Cliente: “¿Y tú, no perteneces a la Asociación de Superprofesionales Interestelares?”
– Profesional: “No”
– Cliente: “Oh, pues me voy a otro que sea de la asociación, que me da más confianza”
Eso es lo que quieren que creas que pasará.
A cambio de una módica contribución podrás exhibir en tu web el logotipo de “Socio de” que, si el cliente la conoce de algo, puede hacer que tengas un cierto “efecto contagio”.
Pero es que el “contagio” no solo puede ser de buena fama, también puede ser de mala e incluso de pésima. Igual tú te has labrado, a base de esfuerzo y buen hacer, una cierta fama y eres tú el que pasa buena fama a los demás y recibe solo mala de ellos. Piénsatelo bien.
Si eres un pirata de los de parche y pata de palo que va metiendo sablazos a todos el que se mueve sin importarte el resultado final tira para adelante (probablemente ya lo haces).
A nivel de marketing, las asociaciones son pirámides en las que los asociados dan mucha más fama a la asociación de la que reciben de ella.
El gran problema del marketing como objetivo es que puede acabar siendo el único objetivo. No digo que pase (sobretodo en tu asociación, que es excepcional) pero podría haber asociaciones donde lo de “la defensa de los intereses del sector” o “la defensa de los asociados” no haya tenido grandes y espectaculares éxitos.
Es como si a cambio de “marketing y publicidad” algunos dejasen que el Estado promulgase leyes nefastas para el sector sin decir ni pio. Igual a ti se te ocurre algún ejemplo, a mi justo ahora no. Alguno habrá no muy lejano.
¿De verdad hacen falta más? ¿Y qué tal alguna menos?
Ésta es para mí la pregunta clave, ¿de verdad hacen falta más?
Más de lo mismo otra vez. ¿Chapa y pintura y seguir con lo mismo de siempre?
Paso. Al menos conmigo que no cuenten.
Nota para próximas invitaciones:
No me meteré en ninguna asociación sin conocer, bien, al resto de asociados. Pero no solo conocerlos bien, conocerlos bien y que me gusten. Y desde luego nunca en una asociación que no me muestre haber enchufado un buen par de denuncias penales a gente que perjudique al sector sea quien sea. Quien sea.
En resumen, que seguiré sin asociarme una buena temporada.
Proximamente
Me dejo en este tema algo complementario y tal vez igual de interesante, los premios. Esos premios que “conceden” algunas asociaciones previo pago de una modesta cantidad en forma de publicidad en “NoSeQ” revista.
Tengo que hacer recopilación de propuestas que me han llegado al mail. Me han ofrecido premios hasta en ciudades que nunca he pisado. Olé sus huevos.
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