Hoy iba a escribir otro tipo de post pero con la noticia de un nuevo juicio ganado me veo obligado a escribir sobre algo mucho más importante que el dinero, la satisfacción.
Pasamos más de la mitad de nuestras vidas trabajando, de hecho al paso que vamos los de nuestra generación y posteriores probablemente pasemos mucho más, por lo que llegar a ganarte la vida con lo que te gusta es casi más una necesidad que un deseo.
También es cierto que las personas evolucionamos (o deberíamos) y cosas que no nos atraían hace unos años pueden ser ahora las que más nos llamen la atención por lo que los cambios vocacionales y de profesión son de lo más sano.
Hoy toca post íntimo y personal, a los que hayáis llegado hasta aquí en busca de acción os recomendaría curiosear otros posts de esta misma página, igual os gustan más.
La auténtica satisfacción profesional solo la puedes alcanzar si te apasiona lo que haces, si lo vives durante todo el día y forma parte intrínseca de ti. Cuando el trabajo es un placer no te cansas de trabajar.
El camino hacia la satisfacción
La elección del camino
No conozco a nadie con una sola vocación. Conozco a gente que una vez alcanzada una de ellas se ha plantado y ha dicho “aquí me quedo”, acabándole o no de convencer.
El “camino” que nos enseñan nuestros padres y por el que nos lleva la sociedad es unidireccional. Hasta los 18 saca buenas notas para llegar a à Universidad, donde te especializas (y más hoy) en solo una de las vías de salida à Luchas contra viento y marea y, generalmente, acabas consiguiendo trabajar en lo que buscabas.
Pero el mundo es mucho más que eso. Está lleno de muchísimas más posibilidades si andas con los ojos y la mente abiertas.
Céntrate, elige camino, haz tu propio camino, pero no dejes de mirar hacia los lados o te perderás otros posibles caminos que recorrer, y sobretodo…
Si no te convence cambia
Errar es de humanos pero solo es algo negativo si no haces nada para cambiarlo. Un error, la más absoluta de las equivocaciones, se convierte en experiencia (algo siempre positivo) si eres capaz de darte cuenta y variar el rumbo.
Que no te de vergüenza reconocer que te has equivocado, eso sí sería un error.
Si tu vocación primera no te acaba de convencer o no te da dinero para vivir, cambia. Si lo piensas bien hay muchas otras cosas que te atraen. España es “la tierra de las no oportunidades” y no tiene nada de malo, aunque tengas la carrera de Arquitectura, el doctorado y tres Masters, montar una tienda de chancletas en la playa si crees que lo vas a disfrutar más.
No hay profesiones nobles o superiores, eso no te hará llegar a casa feliz, lo que te hará feliz es que no te canse…
Implicarte en tu trabajo
Pobre del que tenga un trabajo y no lo viva.
Cuando algunos clientes me cuentan sus experiencias con algunos detectives de la competencia siento rabia, tengo que reconocerlo, pero sobretodo pena. Tiene que ser triste ser incapaz de empatizar con las necesidades de tus clientes y anteponer ante todo el “hacer caja”. Y esa actitud, que revela que realmente no te gusta lo que haces, es muy común hoy en día en España, no solo en nuestra profesión sino en todas.
Si no te gusta nuestra profesión, si la haces por tradición familiar o porque en un momento dado te creíste el rollo de “los detectives ganan mucho dinero”, hazte un favor a ti mismo, al gremio y a la sociedad en general. Déjalo.
No tiene nada de malo que, muy en el fondo, quisieras ser “Drag Queen”, torero, bailarín o el rey del karaoke. Si sabes que en el fondo no te gusta lo que haces se valiente, la vida es muy larga, da un paso al frente y cambia, porque si sigues así nunca llegarás a la…
Satisfacción plena
Es esa satisfacción, siempre momentánea, que sientes cuando un trabajo vocacional te ha salido bien. En nuestra profesión de detectives sería cuando te enteras que has ganado un juicio, cuando por fin localizas a ese estafador que llevabas tanto tiempo buscando, cuando obtienes esa imagen perfecta que despeja de toda duda las hipótesis que defiendes o cuando un cliente te agradece todo lo que has hecho por él.
Como la mayoría de vosotros he tenido otras profesiones y por suerte en todas menos una (solo fueron un par de meses) he tenido estos momentos de satisfacción, pero nunca tantos como los que me da mi trabajo a cargo de esta agencia.
Siento lástima por los pobres detectives que solo están felices cuando les entra dinero en el banco y piensan lo que podrán comprar con él, porque, de verdad…
Me encanta ser detective
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