A primera vista no podemos caer en la importancia de los detectives privados pero… ¿Cómo sería un mundo sin detectives?
La dualidad entre lo público y lo privado es una de las características básicas de las democracias occidentales. El papá Estado recoge dinero del sector privado y lo usa para dar unos servicios públicos a quienes no pueden pagárselos asegurando unas mínimas condiciones de vida para todos.
Público y privado se relacionan de una manera que, al menos en mi opinión, acaba favoreciendo a la sociedad en general. La posibilidad que ofrece el sector público de acceder a determinados servicios de manera gratuita, o muy por debajo de su precio de mercado, obliga al sector privado a mantener unos precios asequibles y evita abusos en sectores críticos. Por otra parte, la innovación y mejor gestión del sector privado estira del sector público y lo obliga a continuar avanzando.
Al menos es así en la teoría. En la práctica no hay quien mueva al sector público, aquilosado en viejas costumbres y tecnología del siglo pasado, y la cobertura pública no alcanza a determinados servicios que son también de primera necesidad, como la electricidad, el gas o las comunicaciones.
En el sector de la investigación tenemos un doble rasero, por una parte la investigación penal sigue siendo un monopolio del estado y únicamente se permite la investigación privada en delitos denunciables a instancia de parte y a la obtención de pruebas relacionadas con hechos privados.
Que alguien denunciado de un delito que no ha cometido no cuente con la posibilidad de contratar un detective privado para llevar a cabo una investigación paralela y defender así su inocencia es algo completamente fuera de lógica y una prueba más de la poca calidad democrática de un país como España. Si la investigación policial te señala no cuentas con las herramientas necesarias para defender de forma eficaz tus derechos.
Pero dejando aparte el tema penal, no por su poca importancia sino porque no hay un solo partido político que lleve entre sus propuestas un cambio relativo a este tema, la existencia de los detectives privados nos asegura la posibilidad de tener herramientas para enfrentarnos a problemas en otras áreas igualmente importantes.
Son muchos los aspectos de la vida en los que la obtención de pruebas es complicada y sin un detective privado por en medio muchos de estos asuntos se tendrían que resolver en los juzgados con un “tu palabra contra la mía”, extremo que siempre favorece al abusador y protege el abuso.
¿En qué aspectos resulta imprescindible la existencia de los detectives privados?
En conflictos laborales.
Vivimos en un estado paternalista y protector con los trabajadores, sobreprotector diría yo en muchas ocasiones. Como en otros ámbitos de la vida, la sobreprotección genera la aparición de abusos por parte del sobreprotegido, que valora sus derechos como absolutos y sus deberes como secundarios. En los conflictos entre empleador y empleado, éste último tiene siempre todas las de ganar, imponiendo al empresario una carga de prueba que, en ocasiones, resulta complicado obtener por sí mismo. “Palabra contra palabra”, valoraciones subjetivas e incluso el testimonio de terceros, puede no ser suficiente para que prevalezca la verdad.
Abusos como el absentismo injustificado al trabajo, el hurto interno, las lesiones fingidas o la pésima atención al cliente resultan complicados de demostrar sin la intervención de un profesional de la investigación privada.
El trabajo del detective asegura no solo que se haga justicia con el empresario sino que protege también al trabajador leal que no ve peligrar su puesto de trabajo por actuaciones abusivas de sus compañeros.
En los negocios con terceros.
Desde la compra de un inmueble hasta la constitución de una sociedad con un tercero del que se tiene poca información. Ante la existencia de tantos estafadores con tapaderas convincentes, informarse antes de hacer un negocio no es solo su derecho sino también su obligación. La “Due Dilligence”, la diligencia debida, es exigible por parte de los socios ante cualquier gestión de su administrador.
No son pocas las sentencias que responsabilizan a un administrador por las pérdidas ocasionadas al no haberse informado previamente con la debida diligencia.
Si es usted el que, de manera personal, está a punto de realizar un negocio con un desconocido no hace falta que le explique los riesgos que corre si no se informa debidamente.
Los detectives privados investigamos este tipo de asuntos de manera profesional, ofreciéndole información proveniente del entorno del investigado (antiguos socios, proveedores, trabajadores, etc) sea cual sea su país de origen. Esta información ahorra al año muchos millones de euros a nuestros clientes.
En el ámbito familiar.
Los divorcios, aunque sean amistosos y negociados, son siempre momentos duros y traumáticos en los que se producen cambios en todos los aspectos importantes de nuestra vida (pareja, hijos, situación económica, estabilidad emocional, etc).
En otros casos se originan auténticas guerras en las que los perdedores acostumbran a ser ambos bandos y las “víctimas colaterales” los hijos de la pareja en cuestión. Como en todas las guerras, la primera víctima es la verdad.
No es cierto en estas ocasiones que “dos no se pelean si uno no quiere”, puesto que al tratarse de temas tan importantes y, en ocasiones irrenunciables como los hijos, si una de las dos partes actúa de mala fe, no le queda otro remedio a la “parte normal” que meterse de lleno en la guerra.
Al abusador no le hacen falta nunca pruebas, hace lo que quiere y después miente o inventa excusas, es siempre el abusado el que recurre a los detectives privados para que podamos ayudarle demostrar la realidad ante las autoridades judiciales.
Padres que no pasan pensiones ni pagan gastos cuando llevan una vida de ocio y diversión, madres que ya no viven en el domicilio común pero simulan seguir ahí solo para que el uso no pase a su pareja, hijos abandonados por uno de los progenitores que lo usa solo como moneda de cambio, padres y madres que piden para ellos la custodia de los menores cuando quien se encarga realmente de los niños son los abuelos.
Sin los detectives privados, el abusador se saldría casi siempre con la suya, mientras que con nuestros servicios se acaba demostrando la realidad tal y como es.
Mutuas y aseguradoras
Igual cree que no va con usted, pero piénselo bien, ¿de dónde cree que sale el dinero de las mutuas o el de las ayudas y prestaciones que se entregan a supuestos enfermos que no hacen sino simular?
En un momento como este, donde los recursos son cada día más limitados, el uso correcto de los que aún quedan resulta imprescindible. Tal vez crea que son pocos, o que no es mucho, pero le sorprendería saber la cantidad de gente que hace de esto su modo de vida.
Con las aseguradoras pasa algo similar. El precio que pagamos los usuarios normales depende del riesgo que tiene que cubrir la aseguradora. Los accidentes simulados, las secuelas exageradas, inciden directamente en la factura real que usted está pagando ahora mismo.
Nuestra cultura ha alagado siempre al “sinvergüenza”, ha sido “algo muy nuestro”, pero en momentos como éste cada día resulta menos gracioso y más importante resulta colaborar con la justicia.
Los detectives privados no solo “resuelven” estos temas, sino que nuestra mera existencia evita que se produzcan aún más casos.
Conclusión.
En el ámbito penal queda mucho por avanzar, pero en los ámbitos en los que intervenimos, los detectives marcamos la diferencia. ¿Opinas tú lo mismo?
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